Monday, February 27, 2006
Libertad de escribir cuando se quiera
Ahora existe, aparte de los procesadores de texto "off line": como Abiword, Microsoft Word, OpenOffice.org Writer, WordPerfect, procesadores de exto "on line" como witely...
todo esto,..... para seguir escribiendo..... no soy libre!... nadie es libre!....
bueno esto es un pequeño grito , en tanta blogosfera
pero es la verdad, tenemos que escribir en todas (bueno casí todas) las actividades que realizamos...
con programas com skype, barra de voces ¿pararemos de escribir?
YO QUIERO SER LIBRE.
todo esto,..... para seguir escribiendo..... no soy libre!... nadie es libre!....
bueno esto es un pequeño grito , en tanta blogosfera
pero es la verdad, tenemos que escribir en todas (bueno casí todas) las actividades que realizamos...
con programas com skype, barra de voces ¿pararemos de escribir?
YO QUIERO SER LIBRE.
Tuesday, February 14, 2006
APAGON DE CELULARES EL 17 Y 18 DE FEBRERO - UNAMONOS
yo tampoco.... tengo celular... (quisiera y no quisiera...) luego explico las razones....
esto es para apoyar la campaña APAGON DE CELULARES EL 17 Y 18 DE FEBRERO - UNAMONOS, y lo cogi del blog de MaTT.
Las compañías de telefonía celular Telefonica, Claro, Nextel, quien sabe si obligados por el Gobierno o por su propio interés, han decidido que las llamadas perdidas sean cobradas a un costo mayor que una llamada de un minuto. Y todos nos preguntamos, ¿a qué viene esto? ¿Hacían daño acaso las llamadas perdidas? si igualmente nos robaban el dinero de las tarjetas de prepago ahora nos dicen: MANOS ARRIBA ESTO ES UN ATRACO! y sin ningún reparo además. Se acabó eso de revisar tu celular y encontrarte esas llamadas perdidas de amigos, compañeros de trabajo y familiares mientras dormíamos. Y es que ahora saldrá mas rentable mandar un correo que hacer una llamada por celular. Y es que esto es una injusticia, dentro de poco pagaremos por mensajes al celular no leídos o no enviados o por el solo hecho de oprimir una tecla de nuestro teléfono. Esto comentó un empleado de una empresa de telefonía celular de Lima, Peru:
Las compañías de celulares tienen el derecho a cobrar las llamadas perdidas, el motivo, cuando se realiza una llamada perdida estás utilizando las redes de comunicación de la empresa, por lo tanto sus servicios y por ello tienen derecho a cobrarlas.
Por exigir nuestros derechos, porque el cliente siempre tiene la razón y por que esto no vuelva a pasar, proponemos una huelga de teléfonos celulares. Dejemos de darles de comer durante un tiempo, sin trabajo y que se den cuenta de que si esto sigue así, nosotros somos los que mandamos. Pon tu granito de arena y lo conseguiremos. LAS EMPRESAS DE TELEFONIA MOVIL NOS ESTAN ROBANDO LAS COMPAÑIAS CELULARES NOS ESTÁN ROBANDO...URGENTE....!!POR FAVOR PRESTE ATENCIÓN EN LA EXPLICACIÓN AL FINAL PARA REENVIAR ESTE MAIL Y ADEMAS TOMÁNDONOS POR IGNORANTES En USA una compañía de celulares ofrece a sus clientes 2,000 (SI, DOS MIL, LEYERON BIEN) minutos libres por solo US $75.00 ¿¿¿Quién Gasta 2,000 minutos en un mes en Peru??? Usuarios comunes, seguro que no. Si alguien lo gasta seguro abonará una factura de alrededor de $3,000 lo cual es muy superior a los US $75.00 que se pagan en los USA. ¿¿¿CÓMO LLEGARON LOS NORTEAMERICANOS A ESTE BENEFICIO??? Mediante la UNIDAD. Si, la unidad de la comunidad; ni haciendo huelgas, ni rompiendo ni quemando nada. Solo de una manera: NO USANDO EL TELÉFONO durante 5 días, las empresas se vieron obligadas a BAJAR LAS TARIFAS O QUEBRAR. PONEMOS LAS PILAS LOS USUARIOS PARA DEFENDERNOS... Un paro de los usuarios no les hará quebrar, pero si las obligará a pensar en bajar de precio los servicios que prestan.
La propuesta: Envíe este e-mail a todos aquellos que conozca para que los días 17 y 18 de FEBRERO DEL 2006 todos tengamos el celular apagado. ES LA ÚNICA FORMA EN QUE PODREMOS EXPLICARLES A: TELEFONICA, NEXTEL, CLARO, QUE NO SOMOS IGNORANTES NI VAMOS A SEGUIR PERMITIÉNDOLES QUE NOS METAN LA MANO EN EL BOLSILLO. ENTRE TODOS LOS OBLIGAREMOS A QUE BAJEN POR LO MENOS UN 50% LAS TARIFAS, Y MEJOREN EL SERVICIO. SI NO NOS DEFENDEMOS NOSOTROS, NADIE MÁS LO VA A HACER. Solo si TODOS COLABORAMOS en NO UTILIZAR el TELÉFONO CELULAR LOS DIAS 17 Y 18 DE FEBRERO DEL 2006 lograremos demostrarles a esas empresas que los ciudadanos PERUANOS no somos ignorantes, como está demostrado que piensan, pueden juzgar el comportamiento que han tenido las Empresas para con los usuarios hasta el momento. Datos: En 1999 en Argentina los ciudadanos obligaron a TELECOM Y TELEFONICA a poner una tarifa reducida a INTERNET por medio de DESCOLGAR los teléfonos durante 15 minutos. En USA actualmente lograron que las compañías proveedoras de Internet absorban el Costo de la llamada, como comunicarse a un 0800 en vez de a un 0610. ¿¿¿Por qué no ahora, nosotros lo intentamos con los servicios de celulares???? APAGUEN SUS CELULARES EL MAYOR TIEMPO POSIBLE LOS DIAS VIERNES 17 Y SABADO 18 DE FEBRERO DEL 2006 Y si lo necesitan por negocios eviten las llamadas que puedan. Por todos estos motivos, usuarios y clientes Convocamos a un paro nacional por 48 horas. Porque somos los que mantienen el sistema, apagamos los Teléfonos celulares el 17 Y 18 DE FEBRERO DEL 2006 Les pedimos que apaguen sólo por esos días sus teléfonos celulares; esperemos que de esta forma las empresas entren en razón y bajen el costo del servicio e incluso lo mejoren. También les pedimos que corran la voz por todo el país, porque es la única forma de defendernos, ya que los organismos (como la Procuraduría del Consumidor) encargados de regular la actividad, no hacen nada, y de esta manera defienden los intereses de las Compañías. La propuesta es bien sencilla: Este VIERNES 17 Y SABADO 18 DE FEBRERO NO ENCENDER el CELULAR y pronto todos estaremos agradecidos. Saludos y recuerden ENVIAR este mensaje a la mayor cantidad de Gente posible. EN VERDAD MANDELO Y SOBRE TODO HAGAMOSLO ES EN SERIO COOPEREN POR FAVOR APAGUEN SU CELULAR: ESTE 17 Y 18 DE FEBRERO DEL 2006 CON 5000 MIL PERSONAS EN EL PAIS QUE LO APAGUEN SERA SUFICIENTE PERO HAGAMOS LA META DE QUE SEAN MAS MANDENLOOOOO!!!!!
Sunday, February 12, 2006
Google Trogdor, un editor Ajax de páginas web ¿Será solo Rumor?
los planes secretos de google
hasta donde esta llegando
tantos servicios, pero sera solo rumor
que esta circulando por ahi
empezando por genbeta
tambien google.dirson
y estas otras
estan el esperado google calendar, el editor web y hasta wifi....
veremos, estaremos atentos
Thursday, February 09, 2006
GMail ahora con chat en linea o sea DESDE TU CORREO MISMO!!!
si, esto esta mejor
Gmail va a incorporar un chat en su interfaz, que te permitirá ver el estado de tus contactos y usar el IM desde ahi mismo; tiene bastantes funciones como para que no extrañes Google Talk la principal diferencia es que no vas a poder usarlo para hablar.
La gran ventaja de esto es que no necesitas instalarlo en ninguna PC (ni en un Ciber ni nada) sólo abrís tu cuenta de correo y listo… y para Google la ventaja es que evita competir contra MSN Messenger y los otros sistemas de mensajería instantanea ya que no necesita ser instalado y empieza a generarte cierto “lock-in” ya que tenes todo centralizado.
Sunday, February 05, 2006
Los justos ( desde orsai - sobre compartir)
Los miércoles a las nueve de la noche, hora de Nueva York, la cadena norteamericana ABC emite una serie de televisión que me gusta. A esa misma hora un mexicano llamado Elías, dueño de un vivero en Veracruz, la está grabando directamente a su disco rígido, y tan pronto como acabe subirá el archivo a Internet, sin cobrar un centavo por la molestia. Tiene esta costumbre, dice, porque le gusta la serie y sabe que hay personas en otras partes del mundo que están esperando por verla. Lo hace con dedicación, del mismo modo que trasplanta las gardenias de su jardín para que se reproduzca la belleza.
A las once de la noche de ese mismo miércoles, Erica, una violinista canadiense de venticuatro años que ama la música clásica, baja a su disco rígido la copia de Elías y desgraba uno a uno los diálogos para que los fanáticos sordomudos de la serie puedan disfrutarla; distribuye esos subtítulos en un foro tan rápido como puede. No cobra por ello ni le interesa el argumento: lo hace porque su hermano Paul nació sordo y es fanático de la serie, o quizás porque sabe que hay otra mucha gente sorda, además de su hermano, que no puede oír música y debe contentarse con ver la televisión.
A las 3:35 de la madrugada del jueves, hora venezolana, Javier baja en Caracas la serie que grabó Elías y el archivo de texto que redactó y sincronizó Erica. Javier podría ver el capítulo en idioma original, porque conoce el inglés a la perfección, pero antes necesita traducirlo: siente un placer extraño al descubrir nuevas etimologías, pero más que nada le place compartir aquello que le interesa. Para no perder tiempo, Javier divide el texto anglosajón en ocho bloques de tamaños parecidos, y distribuye por mail siete de ellos, quedándose con el primero.
Inmediatamente le llega el segundo bloque a Carlos y Juan Cruz, dos empleados nocturnos de un Blockbuster boneaerense que suelen matar el tiempo jugando al ajedrez, pero que ocupan los miércoles a la madrugada en traducir una parte de la serie, porque ambos estudian inglés para dejar de ser empleados nocturnos, y también porque no se pierden jamás un capítulo.
El tercer bloque de texto lo está esperando Charo, una ceramista de Alicante que está subyugada por la trama y necesita ver la serie con urgencia, sin esperar a que la televisión española la emita, tarde y mal doblada, cincuenta años después. El cuarto bloque lo recibe María Luz, una tipógrafa rubia y alta que trabaja, también de noche, en un matutino de Cuba: María Luz deja por un momento de diseñar la portada del diario y se pone rápidamente a traducir lo que le toca. Dice que lo hace para practicar el idioma, ya que desea instalarse en Miami.
El quinto bloque viaja por mail hasta el ordenador de Raquel y José Luis, una pareja andaluza que vive de lo poco que le deja una librería en el centro de Sevilla. Llevan casados más de venticinco años, no han tenido hijos, y hasta hace poco traducían sonetos de Yeats con el único objeto de poder leerlos juntos, ella en un idioma, él en otro. Ahora, que se han conectado a Internet, descubrieron que además de buena poesía existe también la buena televisión.
El sexto bloque le llega a Ricardo, en Cuzco: Ricardo es un homosexual solitario —y muchas noches deprimido— que traduce frenéticamente mientras hace dormir a su gato Ezequiel. El séptimo lo recibe Patrick, un inglés con cara de bueno que viajó a Costa Rica para perfeccionar su español, lo desvalijó una pandilla casi al bajar del avión pero igual se enamoró del país y se quedó a vivir allí. Y el octavo bloque le llega, al mismo tiempo que a todos, a Ashley, una chica sudafricana de madre uruguaya que es fanática de la serie porque le recuerda (y no se equivoca) a su libro favorito: La Isla del Tesoro.
Los ocho, que jamás se han visto las caras ni tienen más puntos en común que ser fanáticos de una serie de la televisión o de un idioma que no es el materno, traducen al castellano el bloque de texto que le corresponde a cada uno. Tardan aproximadamente dos horas en hacer su parte del trabajo, y dos horas más en discutir la exactitud de determinados pasajes de la traducción; después Javier, el primero, coordina la unificación y el envío a La Red. Ninguno de los ocho cobra dinero para hacer este trabajo semanal: para algunos es una buena forma de practicar inglés, para otros es una manera natural de compartir un gusto.
A esa misma hora Fabio, un adolescente a destiempo que vive en Rosario, a costas de sus padres a pesar de sus 23 años, encuentra por fin en el e-mule la traducción al castellano del texto. Con un programa incrusta los subtítulos al video original, desesperado por mirar el capítulo de la serie. A veces su madre lo interrumpe en mitad de la noche:
—¿Todavía estás ahí metido en Internet, Fabio? ¿Cuándo vas a hacer algo por los demás, o te pensás que todo empieza y termina en vos?
—Tenés razón mamá, ahora mismo apago —dice él, pero antes de irse a dormir coloca el archivo subtitulado en su carpeta de compartidos para que cualquiera, desde cualquier máquina, desde cualquier lugar del mundo, pueda bajarlo. Fabio jamás olvida ese detalle.
Los jueves suelo levantarme a las once de la mañana, casi a la misma hora en que Fabio, a quien no conozco, se ha ido a dormir en Rosario. Mientras me preparo el mate y reviso el correo, busco en Internet si ya está la versión original con subtítulos en español de mi serie preferida, que emitió ocho horas antes la cadena ABC en Estados Unidos. Siempre (nunca ha fallado) encuentro una versión flamante y me paso todo el resto de la mañana bajándola lentamente a mi disco rígido, para poder ver el capítulo en la tele después de almorzar. Mientras espero, escribo un cuento o un artículo para Orsai: lo hago porque me resulta placentero escribir, y porque quizás haya gente, en alguna parte, esperando que lo haga.
El artículo de este jueves habla de Internet. Dice, palabras más, palabras menos, algo que hace venticinco años dijo Borges mucho mejor que yo, en un poema maravilloso que se llama Los Justos:
"Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
que hermoso...
A las once de la noche de ese mismo miércoles, Erica, una violinista canadiense de venticuatro años que ama la música clásica, baja a su disco rígido la copia de Elías y desgraba uno a uno los diálogos para que los fanáticos sordomudos de la serie puedan disfrutarla; distribuye esos subtítulos en un foro tan rápido como puede. No cobra por ello ni le interesa el argumento: lo hace porque su hermano Paul nació sordo y es fanático de la serie, o quizás porque sabe que hay otra mucha gente sorda, además de su hermano, que no puede oír música y debe contentarse con ver la televisión.
A las 3:35 de la madrugada del jueves, hora venezolana, Javier baja en Caracas la serie que grabó Elías y el archivo de texto que redactó y sincronizó Erica. Javier podría ver el capítulo en idioma original, porque conoce el inglés a la perfección, pero antes necesita traducirlo: siente un placer extraño al descubrir nuevas etimologías, pero más que nada le place compartir aquello que le interesa. Para no perder tiempo, Javier divide el texto anglosajón en ocho bloques de tamaños parecidos, y distribuye por mail siete de ellos, quedándose con el primero.
Inmediatamente le llega el segundo bloque a Carlos y Juan Cruz, dos empleados nocturnos de un Blockbuster boneaerense que suelen matar el tiempo jugando al ajedrez, pero que ocupan los miércoles a la madrugada en traducir una parte de la serie, porque ambos estudian inglés para dejar de ser empleados nocturnos, y también porque no se pierden jamás un capítulo.
El tercer bloque de texto lo está esperando Charo, una ceramista de Alicante que está subyugada por la trama y necesita ver la serie con urgencia, sin esperar a que la televisión española la emita, tarde y mal doblada, cincuenta años después. El cuarto bloque lo recibe María Luz, una tipógrafa rubia y alta que trabaja, también de noche, en un matutino de Cuba: María Luz deja por un momento de diseñar la portada del diario y se pone rápidamente a traducir lo que le toca. Dice que lo hace para practicar el idioma, ya que desea instalarse en Miami.
El quinto bloque viaja por mail hasta el ordenador de Raquel y José Luis, una pareja andaluza que vive de lo poco que le deja una librería en el centro de Sevilla. Llevan casados más de venticinco años, no han tenido hijos, y hasta hace poco traducían sonetos de Yeats con el único objeto de poder leerlos juntos, ella en un idioma, él en otro. Ahora, que se han conectado a Internet, descubrieron que además de buena poesía existe también la buena televisión.
El sexto bloque le llega a Ricardo, en Cuzco: Ricardo es un homosexual solitario —y muchas noches deprimido— que traduce frenéticamente mientras hace dormir a su gato Ezequiel. El séptimo lo recibe Patrick, un inglés con cara de bueno que viajó a Costa Rica para perfeccionar su español, lo desvalijó una pandilla casi al bajar del avión pero igual se enamoró del país y se quedó a vivir allí. Y el octavo bloque le llega, al mismo tiempo que a todos, a Ashley, una chica sudafricana de madre uruguaya que es fanática de la serie porque le recuerda (y no se equivoca) a su libro favorito: La Isla del Tesoro.
Los ocho, que jamás se han visto las caras ni tienen más puntos en común que ser fanáticos de una serie de la televisión o de un idioma que no es el materno, traducen al castellano el bloque de texto que le corresponde a cada uno. Tardan aproximadamente dos horas en hacer su parte del trabajo, y dos horas más en discutir la exactitud de determinados pasajes de la traducción; después Javier, el primero, coordina la unificación y el envío a La Red. Ninguno de los ocho cobra dinero para hacer este trabajo semanal: para algunos es una buena forma de practicar inglés, para otros es una manera natural de compartir un gusto.
A esa misma hora Fabio, un adolescente a destiempo que vive en Rosario, a costas de sus padres a pesar de sus 23 años, encuentra por fin en el e-mule la traducción al castellano del texto. Con un programa incrusta los subtítulos al video original, desesperado por mirar el capítulo de la serie. A veces su madre lo interrumpe en mitad de la noche:
—¿Todavía estás ahí metido en Internet, Fabio? ¿Cuándo vas a hacer algo por los demás, o te pensás que todo empieza y termina en vos?
—Tenés razón mamá, ahora mismo apago —dice él, pero antes de irse a dormir coloca el archivo subtitulado en su carpeta de compartidos para que cualquiera, desde cualquier máquina, desde cualquier lugar del mundo, pueda bajarlo. Fabio jamás olvida ese detalle.
Los jueves suelo levantarme a las once de la mañana, casi a la misma hora en que Fabio, a quien no conozco, se ha ido a dormir en Rosario. Mientras me preparo el mate y reviso el correo, busco en Internet si ya está la versión original con subtítulos en español de mi serie preferida, que emitió ocho horas antes la cadena ABC en Estados Unidos. Siempre (nunca ha fallado) encuentro una versión flamante y me paso todo el resto de la mañana bajándola lentamente a mi disco rígido, para poder ver el capítulo en la tele después de almorzar. Mientras espero, escribo un cuento o un artículo para Orsai: lo hago porque me resulta placentero escribir, y porque quizás haya gente, en alguna parte, esperando que lo haga.
El artículo de este jueves habla de Internet. Dice, palabras más, palabras menos, algo que hace venticinco años dijo Borges mucho mejor que yo, en un poema maravilloso que se llama Los Justos:
"Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
que hermoso...
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